INTERVENCION EN CRISIS
INTRODUCCION
Hay momentos
del ciclo vital relativamente apacibles y estables alternados con otros donde
aparecen nuevas exigencias y demandas, necesitándose un periodo de transición
entre los periodos o estadios del ciclo vital para adecuarse a estas. Se necesita
tiempo para desprenderse de una situación pasada y adaptarse a otra nueva.
Otras veces
los cambios por lo contrario reflejan turbulencia emocional y psicológica y
marcan un periodo de crisis: ya sean internos o externos enfrentan a la
estructura mental y emocional de la persona con exigencias que sobrepasan la
capacidad de adecuarse a ellos y sobreviene una crisis
Se quiebra el orden previo, lo que antes
servía para explicarla y resolverla resulta ineficaz, y a la vez, las nuevas
alternativas nos llenan de temor y de desconfianza. Estamos en crisis
En un sentido
amplio podemos decir que la vida es un estado de crisis casi permanente apenas
interrumpido por lapsos de relativa inestabilidad
Una crisis va
a aparecer en la vida de una persona cuando un determinado suceso amenaza con
alterar su equilibrio personal, en sentido tanto favorable como
adverso.
La situación
de crisis va a depender de los recursos adaptativos del sujeto, pudiendo
aparecer, bien en una situación estresante en la propia evolución del individuo (crisis
evolutivas o esperables), o bien en otras en las que un suceso vital estresante
las precipita.
Estas últimas
son las denominadas "crisis accidentales" o crisis inesperadas o
imprevisibles, en las que estarían incluidos tanto las crisis cotidianas como
separación, perdidas, muerte, enfermedades corporales, como
los desastres y las catástrofes.
“No
pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la
mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis
trae progresos.
La
creatividad nace de la angustia como el día
nace de la noche oscura. Es en la crisis cuando nace la inventiva, los descubrimientos y
las grandes estrategias.
Quien supera
la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’. Quien atribuye a la
crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los
problemas que a las soluciones.
La verdadera
crisis, es la crisis de la incompetencia.
El
inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las
salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una
rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la
crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis
todo viento es caricia.
Hablar de
crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez
de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis
amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
Albert
Einstein
QUE
ES UNA CRISIS
Definición de crisis: Una crisis
es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado
principalmente, por la incapacidad del individuo para abordar situaciones
particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de
problemas, y por el
potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo.
Crisis
significa al mismo tiempo peligro y oportunidad
Una crisis es un cambio brusco
o una modificación importante en el desarrollo de algún suceso. Dichas
alteraciones pueden ser físicas o simbólicas. Crisis también es una situación
complicada o de escasez.
Estado temporal de trastorno y desorganización,
caracterizado principalmente por la incapacidad del individuo para abordar
situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de
problemas y potencial para obtener un resultado positivo o negativo.
Principios Teóricos
Moos (1976) identifica 4 influencias teóricas en la
teoría de la crisis. La primera es la de Charles Darwin sobre evolución y
adaptación de los animales a su ambiente. Estas ideas permitieron desarrollar
la ecología humana explicando los mecanismos adaptativos del ser humano con su
medio. Una segunda influencia se basa en las teorías de la motivación y el
impulso para el logro de la realización (Maslow 1954 Rogers 1961). El enfoque
de Erickson (1963) del ciclo vital del desarrollo proporcionó una tercera
influencia para la teoría de la crisis; Y por último una cuarta influencia la
tuvieron los estudios empíricos sobre el estrés
TIPOS DE CRISIS
Las crisis
pueden ser del desarrollo (esperables)
o circunstanciales (accidentales, inesperadas o imprevisibles.)
Crisis del desarrollo:
Las crisis
del desarrollo son más predecibles y sobrevienen cuando una persona va
cumpliendo etapas en su vida desde la niñez a la senectud .Presentan una conducta indiferenciada y marcan un
trastorno en el área intelectual y afectiva
·
Crisis del nacimiento e infancia
·
Crisis de la primera juventud
·
Crisis de la edad media de la vida
·
Crisis de la tercera edad
Crisis circunstanciales:
Las crisis
circunstanciales son inesperadas, accidentales y dependen sobre todo de
factores ambientales: Abarcan una alteración psíquica y de la conducta ante
perdida o amenaza de pérdida de los aportes básicos (físicos, psicosociales y
socioculturales que están interrelacionados)
·
Separación
·
Pérdidas
·
Muerte
·
Enfermedades corporales
·
Desempleo
·
Fracaso económico
·
Violaciones
·
Incendios
La crisis
circunstancial tiene cinco características:
1) Es
repentina: aparece de golpe.
2) Es
inesperada: no puede ser anticipada.
3) Es
urgente, pues amenazan el bienestar físico o psicológico.
4) Masiva:
muchas crisis circunstanciales afectan a muchas personas al mismo tiempo (por
ejemplo desastres naturales).
5) Peligro y
oportunidad: la crisis puede desembocar en un mejoramiento o empeoramiento de
la situación de la persona.
POLOS DE LAS CRISIS:
Se plantea
que las crisis son inherentes al desarrollo y se manifiestan en dos polos:
positivo y negativo. La resolución de la crisis del lado positivo significará
salud y corresponde al proceso de duelo; mientras que si se da
del lado negativo significará enfermedad y corresponde al trauma.
ETAPAS Y REACCIONES FRENTE A LA
CRISIS:
Las crisis
ocurren en una serie de etapas:
1) Se eleva
la tensión al comienzo por el impacto del suceso externo.
2) La tensión
aumenta más porque no se puede enfrentar la nueva situación con la norma
habitual de conducta.
3) Al
incrementarse la tensión, se movilizan otros recursos que pueden desembocar en
varios resultados: reducción de la amenaza externa, éxito en el enfrentamiento con la
situación, redefinición del problema, etc.
4) Si nada de
lo anterior ocurre, la tensión aumenta hasta provocar una grave desorganización
emocional.
Las
reacciones frente a una crisis pueden ser al comienzo dos: llanto o negación de
la crisis.
El llanto
puede conducir a la negación o a la intrusión. Esta última significa sentirse
invadido por sentimientos de dolor, imágenes del impacto, pesadillas, etc.
La intrusión
lleva a la penetración, proceso donde se expresan, identifican y divulgan
pensamientos, sentimientos e imágenes de la experiencia de crisis. Implica
definir problemas, tomar decisiones o aprender soluciones nuevas,
movilizar recursos personales o externos, reducir efectos desagradables, etc.
La penetración lleva la etapa final, que es la consumación, o integración de la
situación de crisis dentro de la vida del individuo. La crisis puede dar como
resultado un mejoramiento o un empeoramiento del sujeto.
LOS MOMENTOS QUE
SE ATRAVIESAN EN LA CRISIS.
Cualquier teoría se presenta como un modelo para entender mejor las
situaciones concretas de nuestra vida. Sin duda, cuando estas teorías se
elaboran, se dan en el contexto de un grupo de experiencias específico.
Las crisis, se vinculan generalmente a una situación anormal, que
produce desánimo o insatisfacción; a la vez la experiencia nos indica que a
cada una de ellas le sucede un cambio, por lo que, la crisis y el cambio se asocian
regularmente. Lo cierto es que ante la crisis, los esfuerzos se dirigen a un
futuro deseado.
Así también se suele hablar indistintamente de crisis y conflicto,
siendo esto último, el momento más fuerte de un combate, una situación
desgraciada que produce angustia por su difícil solución. Se podría decir que
la crisis realiza una mirada de futuro a cerca del conflicto.
La preocupación fundamental radica en cómo responder cuando las crisis o
los conflictos se presentan, es decir, cómo se maneja los momentos críticos en
los grupos. Steve Fink, ofrece una teoría útil respecto al proceso de los
cambios cuando estos surgen de una crisis. Este autor propone cuatro momentos,
conmoción, retroceso, reconocimiento y adaptación o cambio.
A cada momento del proceso la podemos identificar por la forma en que
aparecen distintas dimensiones. Las que convienen considerar son: la
comunicación, el tipo de liderazgo, la relación con otros grupos, el tono
emocional que se da en la etapa, el nivel de planificación, así como el tipo de
actitud y de aprendizaje que le corresponde a cada una.
1. CONMOCION.
En primer lugar resulta común que una crisis
o conflicto comience manifestándose por un estado caótico que paraliza el
accionar normal y efectivo del grupo. Se llama conmoción a ese estado en
el que todo parece estar siguiendo una inercia sin mucho sentido, cuando da lo mismo
que la experiencia se dé o no, es decir, cuando el grupo parece haber perdido significación
y efecto.
En este momento, la comunicación es del tipo
casual, es decir que lo que se tiene para decir o decirse se realiza fuera del
grupo. No existe ningún liderazgo definido e identificado ni con el momento ni
con el grupo, por ese motivo no hay intercambio o relación con otros grupos ya
que nadie se puede sentir representativo. Se vivencia una ansiedad que provoca vacío
y falta de sentido, en el ámbito emocional.
Como consecuencia de este panorama, el grupo
no planifica nada y existe el caos. Los aprendizajes son de tipo violento, de
shock, y la actitud que prevalece es la de ir solucionando los problemas en el
momento, asumiendo una actitud de “bombero” o reactiva. Es aconsejable para
acompañar esta etapa, ofrecer las oportunidades para que las quejas se planteen
en los ámbitos que corresponden, estimulando la revelación de sentimientos, con
una actitud de aceptación, de comprensión y empática.
2. RETROCESO
En este momento le surge la necesidad de
alcanzar una salida. Para lograrlo, nada mejor que recurrir a “la experiencia”,
la cual se asocia fácilmente con el pasado. A este momento se le llama retroceso
defensivo, ya que se vuelve atrás para encontrar una respuesta rápida y efectiva.
El nivel de comunicación se vuelve ritual, el
discurso se dirige a “salvar” e intentar recuperar aquello que nos daba
seguridad, como los roles predefinidos y las formas ya conocidas y
tradicionales de actuar.
Esta característica impone un liderazgo
autoritario y normativo; o mejor dicho, este retroceso favorece este tipo de
liderazgo. La relación dentro del grupo es representativa, pero difícilmente se
vea como participativa, es decir, el grupo deja en manos del líder las
decisiones, es el que tiene las cosas claras.
La relación con otros grupos es de alienación,
con una clara tendencia a uniformizar los estilos de organización, es decir
parecernos hasta perder la identidad.
Como en un principio las cosas marchan bien,
el estado emocional del grupo es de euforia, todo parece haberse normalizado;
inclusive la oposición es contradependiente y refleja el mismo estado emocional
sin propuesta alternativa.
Se planifica a corto plazo, el lema sería seguro,
rápido y práctico.
En esta etapa tradicional se corren tres
riesgos; el primero sería querer saltearla por desprecio a lo tradicional, si
bien las formas normativas y autoritarias no llevan a la solución de una
crisis, en este momento, lo tradicional viene cargado de valores y principios
que el grupo debe recordar. El segundo es el engaño, es decir, que, bajo el
disfraz del cambio, estos valores y principios, que son los que marcan el
objetivo del grupo, se relativicen o desintegren, el grupo cree vivir un cambio
y sin embargo sigue en la misma situación, con otra apariencia. Por último el estancamiento
en la etapa, lo que es típico cuando prevalece una actitud autoritaria, cuyo
recurso típico suele ser transformar la organización en burocrática, en la que
el poder se esconde detrás del rol.
Los aprendizajes serán del tipo de
mantenimiento, reflejando la actitud de “avestruz”, es decir, por medio de la
cual se desconoce la necesidad de un cambio profundo e innovador. Acompañar
esta etapa tampoco es fácil. En primer lugar implica aceptar la resistencia al cambio
como una reacción natural, orientando para que se revelen las frustraciones y
ansiedades, a través de una atención sensible y cortés. El pasaje a una etapa
más avanzada del cambio lleva a remover es status quo, distribuyendo la
información de manera participativa, compartiendo las decisiones.
3. RECONOCIMIENTO
El normal desarrollo de un proceso de crisis
lleva a descubrir que los errores del pasado son los que nos trajeron a esta
situación y por lo tanto no se encuentra en ese pasado la respuesta, aunque sí
se puede reconocer como un punto de partida. Por lo general los que asumen un
liderazgo autoritario, si no cambian su actitud, dejan de responder a las
necesidades del grupo y caen. Estos ya no tienen los recursos para responder al
grupo en forma efectiva, lo que choca con su estado de euforia emocional. Esta
situación le deja lugar a quienes pretenden un camino que tenga más en cuenta
la realidad del grupo hoy que quiere proyectarse dinámicamente hacia el futuro
En primer lugar la preocupación por saber qué
piensan y sienten las personas del grupo permite una comunicación más
auténtica, en la que existen las posturas críticas y cuestionadoras, y desde
las cuales surgirán nuevas propuestas.
La pregunta sería ¿qué quiere la gente?, esto
equilibra el estilo de liderazgo haciéndolo más igualitario, es decir, no es
uno el que dice lo que hay que hacer, sino que es una tarea de decisión
compartida. Todos los miembros del grupo empiezan a estar motivados por saber
qué pasa, hacia dónde queremos ir.
La movilización de lo personal compromete más
a los miembros del grupo en la búsqueda de soluciones, de cambio. Esto genera un
estado emocional de ansiedad prospectiva, de esperanza. Esto permite una
planificación a largo plazo, no se quiere dejar nada sin resolver, por lo tanto
habrá que darse tiempo.
Esta apertura se manifiesta en una relación
con otros grupos tendiente al intercambio, lo que va a ayudar a comparar y
sugerir, teniendo en cuenta situaciones de crisis similares ya vividas por
otros.
A esta etapa la llamamos experimental porque
se recurre mucho a la investigación, encuestas, evaluaciones, etc. Es cuando se
toma solo lo que es válido para el grupo.
Es bueno recordar los riesgos, ya que la
tendencia es a desechar todo lo viejo y tradicional, y con eso se puede diluir
el sentido de esta experiencia grupal. Otro riesgo sería que al comparar con
otros busquemos trasladar o importar soluciones que nada tienen que ver con la realidad
de este grupo. Y por último, el quedarse en lo teórico y buscar un
perfeccionismo inexistente, y por mucho querer saber no se hace nada.
Es en esta etapa en que el grupo apunta hacia
su identidad en la búsqueda de valores compartidos, una misión y una visión
construida juntos. A la luz de dicha identidad es que evalúa su estado
presente, generándose así un estado de tensión creativa para el cambio. Todo
esto supone un tipo de aprendizaje innovador y una actitud “vigía”, es decir,
prospectiva.
Para acompañar esta etapa se sugiere
proporcionar la información y aclaración de las decisiones que se toman en
forma participativa y consensuada. Se activaran los recursos para el cambio
analizando y descubriendo las habilidades y capacidades necesarias para el
mismo.
4. CAMBIO
Por fin se alcanza el cambio que
indica la resolución de la crisis. La participación de la gente, la información
acumulada, lo evaluado, lo comparado, el descubrirse cada uno en el grupo,
permite que empiece a organizarse en forma más funcional, y llega el momento de
poner en práctica la transformación, el cambio. El liderazgo se va a adecuar a
lo que el grupo necesita, es decir será adaptado a los objetivos y métodos que
el grupo se plantea. Lo que llamamos comunicación funcional, es la que parte de
la posición que ocupa cada uno de los integrantes de este grupo.
El que cada uno pueda cumplir su rol (ejercer
su poder), provoca en las personas un estado emocional de autoestima que se
traduce en seguridad para el grupo. La relación con otros grupos es de
cooperación, ya que el grupo se encuentra nuevamente en condiciones de realizar
aportes positivos y funcionales al resto de la comunidad.
La resolución de una crisis, permite hacer
crecer al grupo, en la medida que logra madurar, es decir ser realista, lo que
para nosotros quiere decir contrastar de continuo, lo que queremos ser con lo
que somos. Esta etapa se llama de estabilidad, ya que lo que se hace permanente
es la actitud de apertura al cambio sin necesidad de detenerse para eso.
Persevera la actitud vigía y el aprendizaje
innovador, diseñando nuevos sistemas y procedimientos, familiarizando al grupo
con los recursos y materiales nuevos, considerando nuevos métodos y técnicas.
Lo que nos coloca en un plan de acción concreto.
Las dos últimas etapas son las que proponen
el eje de la Planificación estratégica, cuya clave está en la actitud vigía y
el aprendizaje innovador.
Comunicación
|
Liderazgo
|
Relación con otros grupos
|
Tono emocional
|
Nivel de planificación
|
Actitud/ aprendizaje
|
|
Conmoción
|
Casual
|
No
hay
|
No
existe
|
Ansiedad
|
No
existe
|
Bombero
– shock
|
Retroceso defensivo
|
Cohesión
ritual
|
Autoritario normativo
|
Alienación
|
Euforia
|
Corto
plazo
|
Avestruz
mantenimiento
|
Reconocimiento
|
Auténtica
|
Igualitario
|
Intercambio información
|
Ansiedad
|
Largo
plazo
|
Vigía
innovador
|
Cambio
|
Funcional
|
Adaptado
al grupo
|
Cooperación
|
Seguridad
autoestima
|
Contrastada
realista
|
Vigía
innovador
|
Complemento al tema: Intervención en crisis
El origen de
la intervención en crisis moderna se remonta a los trabajos de Eric Linderman del Massachusetts General
Hospital, el cual desempeña un papel activo en la ayuda a los sobrevivientes y
a los que perdieron a sus seres queridos en el incendio del Club Nocturno
Coconut Grove el 28 de marzo de 1942, en el cual perecieron 439 personas.
El informe
clínico sobre los síntomas psicológicos de los sobrevivientes se convirtió en
la piedra angular para las teorizaciones subsecuentes sobre el proceso del
duelo y el significado de la crisis en la vida realizadas por Gerald Caplan,
integrante del Massachusetts General Hospital, y del Harvard school of Public
Health.
Por su parte
Lopold Bellak utilizando su experiencia con los veteranos de la Segunda Guerra
mundial (1946) publicó en 1952 su primer artículo sobre psicoterapia breve en
el contexto de la psicoterapia de
urgencia para la depresión, en 1983 publicó su clásica obra “Manual de
psicoterapia intensiva y de urgencia” de orientación psicoanalítica.
En 1963 el
presidente Jhon F. Kennedy manifestó su propósito de crear los Centros Comunitarios
de salud mental, creando la escena para una revolución en la provisión de los
servicios de soporte psicológico a los ciudadanos de los Estados Unidos.
Este acto de
1963 repercutió en los servicios de salud mental, iniciándose la desinstitucionalización
de los servicios de salud mental por los establecimientos de los centros de
servicios comunitarios, poniéndose un fuerte énfasis en los servicios de
prevención los cuales se basaban en la teoría de la intervención en crisis de Gerald Caplan, la cual argumentaba la
necesidad del uso de los paraprofesionales como un recurso de soporte de la
misma comunidad.
Estos
paraprofesionales eran voluntarios que tenían una capacitación de 40 horas a
más.
La base
comunitaria de la intervención en crisis gozo grandemente de popularidad en
muchas áreas entre los 60 a
los 70, no obstante la esencia de los conceptos teóricos de la intervención en
crisis siguen usándose en la actualidad a pesar que la popularidad de los
programas comunitarios basados en la intervención en crisis disminuyeron en
1980
Karl A.
Slaikeu (1984) en su libro “Intervención en crisis” desarrolla estrategias
de tratamiento basadas en la “Terapia
Multimodal de la crisis” construida sobre el modelo desarrollado por Lazarus
(1976-1981) y en base a la perspectiva Cognositiva (Beck 1976, Ellis y Harper
1961, Mahoney 1974).
Esta terapia
multimodal de la crisis examina aspectos conductuales, afectivos, somáticos y
cognositivos de cualquier crisis.
Slaikeu manifiesta que la intervención en
crisis se puede dividir en intervención
de segundo orden o terapia en crisis y la intervención de primer orden o
Primera Ayuda Psicológica.
Modalidades:
La intervención en crisis tiene dos modalidades:
·
Primeros auxilios emocionales, diseñados para ayudar, de manera inmediata,
a las personas a restaurar su equilibrio y adaptación psicosocial. Por lo
general, es ofrecido por personal no especializado el cual entra en contacto
con las víctimas en los primeros momentos después del desastre u evento
traumático en cuestión.
·
Intervención especializada o profesional para emergencias psiquiátricas.
Objetivos de la intervención en crisis:
·
Detener el proceso agudo de descompensación psicológica, aliviando las
manifestaciones sintomáticas y el sufrimiento.
·
Estabilizar al individuo y protegerlo de estrés adicional, reduciendo
los sentimientos de anormalidad o enfermedad.
·
Evitar complicaciones adicionales.
·
Restaurar las funciones psíquicas y readaptar a la persona a las nuevas
condiciones, tan rápido como sea posible.
·
Prevenir o mitigar el impacto del estrés postraumático.
·
Facilitar u orientar la asistencia profesional a mediano o largo plazo,
si fuera necesario.
Los estudios y las experiencias de
trabajo en emergencias nos muestran que el enfoque adecuado para entender e intervenir
en la situación de crisis es el de la salud mental comunitaria.
Los principios fundamentales, de
la salud mental comunitaria, válidos para la intervención en crisis en
emergencias son:
·
Necesidad de
rescatar los recursos de salud presentes en las personas.
·
La noción de
crisis, como etapas de la vida por las que todo ser humano atraviesa.
·
Implicaciones
técnicas, sociales y políticas de la intervención en crisis.
·
Socializar
los conocimientos.
·
La comunidad
es el nivel de intervención más complejo e importante para la salud mental.
·
Necesidad de
transformar nuestras propias actitudes.
·
Construir
respuestas concretas para personas concretas en situaciones concretas.
·
Idea de la
rehabilitación vinculada a la cotidianidad.
·
La dimensión
del trabajo en equipo.
Estrategias y recursos técnicos fundamentales de la intervención
en crisis
Generales:
La intervención debe ser temprana
y eficiente: inmediatez en la atención y proximidad física.
·
Objetivos
bien definidos a corto plazo, con expectativas realistas. La intervención será
dirigida a reducir síntomas y estabilizar la situación psicológica de la
persona, no es un procedimiento mágico que borra las experiencias vividas.
·
Procedimientos
simples y bien orientados.
·
Técnicas de
múltiple impacto: movilizar todos los recursos (profesionales, sociales, familiares
e individuales) disponibles.
·
Pragmatismo y
flexibilidad.
·
Enfoque
integral, además de la acción curativa o asistencial debe enfocarse con perfil preventivo
y perspectiva social.
Recursos técnicos específicos:
·
Apoyo humano
y empatía. Fortalecer la solidaridad grupal, familiar y social.
·
Racionalidad.
·
Reestructuración
y reorientación de la vida de las personas ante la situación caótica experimentada.
Aprender a ver o repensar acerca del incidente crítico, de una forma menos
tóxica para contrarrestar la emoción excesiva.
·
Expresión
abierta de emociones y verbalización del trauma, lo cual ayuda a la reducción de
síntomas. Muchas de las técnicas de tratamientos de las reacciones
postraumáticas se basan en la habilidad de las personas para reconstruir e
integrar las memorias traumáticas, usando la expresión verbal.
·
Comprensión
de la pérdida de control como una posible reacción normal ante una situación
anormal.
·
Resolución de
problemas concretos de la vida de las personas.
·
Uso de
recursos espirituales o de fe y religiosidad. Las intervenciones en crisis basadas
en la ayuda espiritual ofrecen perspectivas muy favorables cuando son bien conducidas.
·
Uso de
recursos profesionales y especializados cuando sea necesario.
Desde el punto de vista práctico
la intervención en crisis puede incluir:
·
Educación y
preparación preincidente.
·
Intervención
individual en la crisis.
·
Intervención
familiar en la crisis.
·
Intervención
espiritual (pastoral) en la crisis.
·
Intervención
para grupos pequeños de víctimas primarias, secundarias o terciarias (los
directamente afectados, sus familiares y amigos cercanos, socorristas y
personal de ayuda humanitaria).
·
Información
para el manejo de la crisis en grupos grandes de víctimas primarias.
·
Programa de
soporte en desastres para socorristas y personal de ayuda humanitaria que actuó
directamente en la emergencia.
·
Mecanismos de
seguimiento y para referir a los sobrevivientes con personal especializado.
También se han descrito algunas
modalidades específicas:
·
Selección o
triaje: procedimiento para selección y atención de casos inmediatamente después
del desastre, logrando una disminución de la desorganización cognoscitiva y
emocional. El procedimiento está directamente relacionado con los primeros
auxilios emocionales.
·
Desactivación
o defusing: Es una versión sintetizada del debriefing. Se emplea dentro de las
primeras 12 horas después del evento traumático, para grupos pequeños de
víctimas primarias, secundarias o terciarias.
·
Desmovilización
o debriefing según señalan algunos autores, se emplea después de 12 horas de
ocurrido el evento traumático. Se sustenta, básicamente, en el principio de
compartir experiencias traumáticas con un componente educativo añadido. Es
importante la confidencialidad y la ausencia de juicios y críticas.
·
Outreach:
procedimiento para encontrar las víctimas, ayudándolas a expresarse y comprender
las reacciones emocionales como consecuencia del desastre.
Qué hacer y qué No hacer durante la intervención en crisis.
Qué hacer:
·
Desarrollar
el sentido de escucha-responsable. Escuchar atentamente, sintetizando brevemente
los sentimientos del afectado. Hágalo sentir que usted lo entiende y comprende
por lo que está pasando, esto es la empatía.
·
Ser cortés,
honesto y transparente; ganarse la confianza y cooperación del afectado.
·
Ser realista
y objetivo.
·
Favorecer la
dignidad y libertad para que las víctimas trabajen en sus problemas.
·
Fortalecer la
confianza y seguridad.
·
Estar alerta
sobre las oportunidades de dar énfasis a las cualidades y fuerzas de la persona.
·
Aceptar el
derecho de los afectados de sentirse así.
·
Realice
preguntas saludables y efectivas.
·
Pida una
retroalimentación para ver si está usted comprendiendo.
Reglas del NO:
·
No ofrecer
algo que no pueda cumplir.
·
No le tenga
miedo al silencio, ofrezca tiempo para pensar y sentir.
·
No se sienta
inútil o frustrado. Usted es importante y lo que está haciendo vale la pena.
·
No muestre
ansiedad ya que ésta puede ser fácilmente transmitida a los afectados.
·
No ofrezca
respuestas, más bien facilite la reflexión.
·
No permita
que el enojo u hostilidad de la persona lo afecte.
·
No los
presione a hablar de Dios, sea comprensivo con las creencias religiosas.
·
No tenga
miedo de admitir que el afectado necesita más ayuda de la que usted le puede
brindar. Puede referirlo a profesionales especializados.
·
No permita
que las personas se concentren únicamente en los aspectos negativos de la
situación.
·
No muestre
demasiada lástima o paternalismo. Tampoco se exprese de manera autoritaria o
impositiva. Busque un punto intermedio entre estas dos posiciones.
·
No espere que
la víctima funcione normalmente de inmediato.
·
No confronte
a una persona en crisis, si este se va a sentir amenazado.
·
No insista
con preguntas más allá del punto en que la persona no desea hablar.
·
No trate de interpretar
las motivaciones ocultas de un comportamiento.
·
No moralice o
sermonee.
·
No intente
progresar demasiado rápido en el proceso de intervención en crisis.
·
No considere
superficialmente las amenazas de suicidio u homicidio.
·
No aliente a
alguien a hacer algo que en realidad no quiere hacer
Modelo de
intervención en crisis para desastres
Después del
terremoto de ciudad de México del 19 de octubre de 1985, el Instituto Mexicano
de Seguridad Social, empezó un programa de intervención en crisis destinado a
ofrecer apoyo psicológico a las víctimas y damnificados (Pacheco Regis 1987),
la estrategia en términos generales consistía en:
1.- Facilitar la expresión verbal
2.- Favorecer la catarsis
3.- Ayudar a superar la negación
4.- Combatir el negativismo
5.- Tolerar las conductas de enojo
6.- Evitar
la inactividad (que es alto riesgo para los individuos o los grupos humanos en duelo).
7.- Ejercitar la imaginación en situaciones futuras.
Teniendo en
cuenta estas directrices se diseño una estrategia de acción por niveles, que contemplaba
la atención grupal y la individual, en la cual los casos leves y moderados eran
atendidos oportunamente por personal no profesional y los casos graves eran
enviados a los profesionales. La atención individual o grupal se completaba con
un programa de participación comunitaria que promovía y fomentaba la
autoresponsabilidad y la autosuficiencia.
Para poner en
marcha este programa es necesario capacitar personal profesional y no
profesional en el manejo de un instrumento de identificación de problemas
emocionales y en técnicas sencillas de intervención psicológica. Todo el
personal debe ser altamente motivado para evitar la crisis en sí mismos y
estimular el trabajo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Organización Panamericana de la Salud
(2006). “Guía práctica de salud mental
en desastres”. Serie Manuales y guías sobre desastres. Washington. Estados
Unidos de Norteamérica.
Organización Panamericana de la Salud
(2002). “Protección de la salud mental en situaciones de emergencias y
desastres”. Serie Manuales y guías sobre desastres Nº 1. Washington. Estados
Unidos de Norteamérica.
Valero, Santiago (2001). “Psicología en
emergencias y desastres”. Edit. San Marcos. Lima. Perú
Espil, German. “Crisis”. Extraído de:
Techera, José. “Una teoría
acerca de la crisis”. Extraído de:
http://ipes.anep.edu.uy/documentos/curso_dir_07/modulo4/materiales/crisis.pdf
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